Las partes de la botella

4 de Marzo do 2023
Las partes de la botella

La botella de vidrio se divide en varias partes, con unas características concretas que las hacen especiales. 

1. La boca y el corcho: La boca es la zona superior por la que se abre y se sirve el vino, tiene forma circular y mide 19 centímetros aproximadamente. Esta parte tiene un contorno más grueso que se denomina “gollete” y que se utiliza para evitar que la presión de la corteza pueda romperla.

Por otra parte, el corcho es fundamental para la conservación del vino en buen estado, ya que impide la entrada de oxígeno, que dañaría el vino, y hace de barrera para las bacterias y el moho, preservando las propiedades del vino y garantizando que evolucione correctamente en botella. Pero se queréis saber sobre esta, podéis consultar esta entrada del blog. 

En la antigüedad, cuando el vino se conservaba en ánforas, se utilizaban pieles y tejidos tratados con aceites y grasas, pero alteraban la calidad del vino. Fueron los griegos, en el siglo V la.C., los que comenzaron a introducir la corteza como sistema de cierre de los envases y, posteriormente, en el siglo XVII, con los envases de vidrio se adoptó la corteza como cierre estándar.

2. El cuello: Es el nexo de unión con el resto de la botella, la parte más estrecha y alargada, llegando a medir unos 5-6 centímetros, aunque su longitud puede variar dependiendo del tipo de botella que se utilice.

El cuello tiene dos funciones. Por una parte permite que el vino falda hacia el exterior de una forma más suave y controlada para que el líquido no choque con la copa y, por otra banda, no permite la entrada de aire desde lo exterior para que el vino siga manteniendo todo su aroma, textura y sabor.

Otras de las funciones es permitir la contracción y la expansión del volumen del vino, que puede provocarse debido a los cambios de temperatura. Por eso es recomendable dejar un espacio entre el líquido y el tapón, que permita que el vino aumente un poco su tamaño sin aumentar la presión, lo que provocaría la rotura de la botella.

3. El cuerpo y el hombro: El cuerpo de la botella es la parte más amplia y acostumbra a tener una forma homogénea y plana, que facilita el embotellado, etiquetado y el encajado de la misma. Las botellas pueden ser más rectas o de forma troncónica, por lo que los etiquetados se harán de formas distintas.

El hombro es la parte donde se estrecha la botella antes de llegar al cuello. Se utiliza para recoger los sedimentos cuando se escancia el vino. En función del tipo de hombro podemos encontrar diferentes tipos de botellas, pudiendo ser este más marcado, caído o suave. Por ejemplo, las botellas de vino tinto suelen tener unos hombros más angulados que los espumosos, que tienen una forma mucho menos pronunciada.

4. El pinchazo: En el siglo XVIII se generalizó el uso de botellas de vidrio para conservar el vino y el fondo se hacía liso. Con el paso del tiempo, las botellas adquirieron una forma convexa en su base, esta curva en términos vinícolas se denomina “pinchazo”.

Esta curva hacía que la botella fuera mucho más resistente, estable y aguantara mejor la presión del interior, por lo que era fundamental para los espumosos. Además, proporciona un mejor agarre a la hora de servir y ayuda la que los posibles sedimentos del vino queden en los laterales del fondo y no caigan en la copa.