Las contraetiquetas son un distintivo de calidad, un sello que aporta una variada información que complementa a la sugerida en la etiqueta, imprescindibles y muy útiles para conocer el vino ante el cual nos encontramos. Si las etiquetas de una botella de vino, visibles en un primer plano en la parte delantera de una botella, son la primera impresión acerca del vino que va a ser consumido o comprado, igualmente relevantes lo son las contraetiquetas que se encuentran en su zona trasera.
En las contraetiquetas se muestra la marca para reconocer rápidamente el vino que tenemos con nosotros, además del origen o la dirección del lugar de embotellado del producto y el anagrama o sello de la Denominación de Origen o de la Indicación Geográfica Protegida a la que pertenece, emitido por el Consejo Regulador en cuestión.
Otros datos que podemos ver reflejados son las variedades de las uvas que fueron utilizadas y también si el vino contiene sulfitos, un aspecto importante y, sobre todo, obligatorio en aquellos que emplean ácido sulfuroso.
Interesantes también lo son las notas descriptivas del vino, recomendaciones y sugerencias de maridaje y de la temperatura más adecuada del servicio, y de igual relevancia será enseñar la graduación alcohólica en un porcentaje junto a la cantidad en centilitros de la botella, que generalmente acostumbra a ser la estándar de 75cl. Para finalizar, encontramos el número de lote para conocer el año en el que se embotelló y el código de barras.