
Llegados los meses de Mayo y Junio y el momento de la "esfarna", que en otras palabras es la floración de la vid, el nacimiento de las uvas.
La cepa durante la "esfarna", las flores presentes en ella se van abriendo para dar paso al fruto que más adelante se convertirá en vino. Al abrirse estas flores, como viticultores podemos hacernos una idea de la producción de vino que vamos a tener en esta añada, aunque no todas las flores cuajen la gran mayoría sí que pueden desarrollarse. En este proceso tenemos que tener en cuenta los factores que pueden influir no solo en la cantidad sino también en la calidad de la uva que vamos a recoger en la vendimia, siendo estos factores: las condiciones climáticas y meteorológicas y el aireado de los racimos para evitar por ejemplo que aparezca el hongo de la botritis que atacan principalmente a los órganos verdes de la cepa.
La tasa de cuajado es muy importante para saber la cantidad de género que vamos a tener pero también es indispensable que demos prioridad a la calidad y salud de la cepa antes que la cantidad. Si las condiciones meteorológicas y climáticas son favorables podemos encontrar en el viñedo una alta tasa de cuajado que hará que los racimos cuando crezcan sean compactos y pequeños por lo que el aireado de los racimos será inexistente y será muy posible la aparición de enfermedades. Esta sobrecarga de racimos genera en la planta estrés y debemos de ayudarla haciendo una retirada de entre 4 y 8 hojas basales para obtener una menor tasa de cuajado y conseguir unos racimos más grandes y holgados que como resultado sean más sanos.