El inicio de la producción vinícola viene de lejos, si bien tenemos constacia datada de que los romanos ya habían dejado el su rastro hacia el siglo III en el lagar rupestre de Santa Lucía de Astariz (Castrelo de Miño), los últimos estudios señalan que en nuestros suelos ya se practicaba la viticultura con anterioridad. Mas no podemos negar, que el gran momento de implantación de este tipo de cultivo llegaría en la Edad Media con el auge monástico.
Cara 1137, el rey Alfonso VII hace la donación de las villas, cotos e iglesias de Santo André de Campo Redondo y Santa María de Razamonde, a los monjes bieitos del monasterio compostelano de San Paio de Antealtares, marcando uno de los hitos históricos del espacio que acoge actualmente al Museo del Vino de Galicia. Aunque, el monasterio de San Clodio ya jugaba con ventaja en el cultivo del vino, siendo uno de los grandes centros de explotación ya desde el siglo X.
El dominio de la vid se fue expandiendo por toda nuestra geografía y tanto la Iglesia como la hidalguía siguieron apostaron por explotar los suelos gallegos, surgiendo una ingente cantidad de granjas, prioratos y pazos.
El producto derivado de todo el año de trabajo no quedaba solo en los lugares de cultivo, sino que la exportación jugaba un gran papel en la fama de nuestros vinos al otro lado de nuestras fronteras.
Algo a lo que habría que sumar, por supuesto, la importancia del poder de Santiago sobre las zonas vitivinícolas y la gran demanda de consumo de vino en la capital gallega dado el aumento de afluencia de peregrinos y la transformación del comercio de la ciudad.
La explotación vitícola se vería frenado por riñas entre reyes primero, y plagas después, mas la apuesta por este modo de vida y de cultivo hizo que los viñedos gallegos nunca desaparecieran del todo y en la actualidad disfrutan de un momento de auge, donde los esfuerzos de todas las personas dedicadas a la cultura del vino, permiten que estemos viviendo una nueva época dorada y se estén ampliando nuevamente los terrenos dedicados al viñedo, recuperando lo que en otro tiempo fue.